En la provincia de Santa Elena, Ecuador, una comunidad ha transformado un sistema de altavoces en una herramienta clave contra la Desnutrición Crónica Infantil (DCI). La iniciativa, apodada “La voz de los techos”, cuenta con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) y el Ministerio de Salud Pública (MSP), y busca reducir la alarmante tasa de DCI de 32,6% en la región, una de las más altas del país.
La Desnutrición Crónica Infantil es uno de los retos de salud pública más críticos en Ecuador, impactando al 19,3% de los infantes menores de dos años, según la Encuesta Nacional sobre Desnutrición Infantil de 2024. Esta situación, resultante de una escasez prolongada de nutrientes, genera daños permanentes en el desarrollo físico y mental, restringiendo el porvenir de los niños y de la comunidad, como señala la Secretaría Técnica Ecuador Crece Sin Desnutrición Infantil (STECSDI).
Para abordar esta problemática, el Gobierno puso en marcha el plan nacional Ecuador Crece Sin Desnutrición Infantil. En Santa Elena, esta iniciativa fue ajustada a las condiciones locales con el respaldo de la OPS/OMS y el MSP, empleando un modelo de Comunicación para el Cambio Social y de Comportamiento (CCSC). A través de “La voz de los techos”, emisoras comunitarias y grupos de WhatsApp, se comparten mensajes importantes sobre chequeos prenatales, lactancia y dieta saludable.
El objetivo es generar un cambio de hábitos desde la base. “Brindaremos las herramientas necesarias a los padres de familia para que sus hijos crezcan sanos y felices; esto implica un cambio en el comportamiento social mediante una estrategia educativa y comunicacional”, señaló Bernardo Darquea, viceministro de Gobernanza de la Salud.
La estrategia ha resonado en la comunidad, donde se han realizado talleres para padres y cuidadores. “Nos explicaron la importancia de los controles durante el embarazo, sobre la lactancia y a preparar comida nutritiva con los productos que tenemos cerca a casa”, recuerda una madre participante. Entre los resultados tangibles, los talleres han logrado incorporar a 45 hombres por mes en actividades de crianza compartida y se han entregado equipos para ampliar el alcance del perifoneo.
Para Sonia Quezada, representante de la OPS/OMS en Ecuador, esta experiencia demuestra un cambio de paradigma. “La comunicación dejó de ser un complemento para convertirse en una estrategia central de salud pública. Escuchar, dialogar y construir con las comunidades ha sido clave para generar cambios sostenibles”, afirmó. Quezada subrayó que sin inversión pública y acción comunitaria, no se podrá erradicar la desnutrición.
El liderazgo local ha sido fundamental para el éxito del programa. Olmedo Quirumbay, presidente de la comuna Jambelí, destacó la importancia de la corresponsabilidad. “La salud somos toda la sociedad”, declaró, enfatizando cómo la motivación de los comités de salud por parte de la OPS y el MSP ha fortalecido el compromiso ciudadano con el bienestar infantil.
La vivencia de Santa Elena ilustra que el combate contra la desnutrición se realiza tanto en los centros de salud como en los hogares y en los entornos comunitarios. El mensaje que se propaga desde las azoteas no solo proporciona información, sino que representa la esperanza de un futuro en el que cada niño y niña pueda desarrollar todo su potencial.