Mueren a los 89: Gemelas Kessler y la Eutanasia

Mueren por suicidio asistido las gemelas Kessler, dúo de entretenimiento, a los 89 años

Dos personalidades destacadas del ámbito del entretenimiento en Europa concluyeron su existencia de forma voluntaria y con apoyo. Su fallecimiento reaviva la discusión en torno a la eutanasia y pone de manifiesto el legado cultural que dejaron.

Las hermanas Alice y Ellen Kessler, quienes por décadas fueron consideradas una de las parejas artísticas más destacadas en el ámbito del entretenimiento europeo, murieron a los 89 años a través de un procedimiento de asistencia para el fallecimiento que realizaron de manera simultánea. Una entidad alemana que promueve el derecho a una muerte digna confirmó la información, detallando que la elección fue hecha de forma autónoma por ambas y ejecutada en un ambiente regulado y conforme a la ley. La confirmación oficial también provino de las autoridades locales, quienes informaron haber respondido a un incidente en la zona residencial de Grünwald, próxima a Múnich, lugar de residencia de las artistas por muchos años.

La elección autónoma y respaldada de las religiosas

De acuerdo con reportes emitidos por la radiodifusora pública bávara, las gemelas habían elegido la fecha exacta en la que deseaban partir. El procedimiento se realizó bajo supervisión profesional, en presencia de un médico y un abogado, tal como exige la normativa alemana para estos casos. El país permite la muerte asistida en condiciones específicas desde una resolución emitida por el Tribunal Constitucional Federal en 2020, que estableció que cada persona posee el derecho fundamental a decidir cuándo y cómo finalizar su vida, siempre que no medien presiones externas.

Años antes, Ellen Kessler había expresado públicamente uno de sus deseos finales: descansar en una urna compartida junto a su hermana, su madre Elsa y su perro Yello. Esa voluntad, que había comentado en una entrevista a la prensa alemana, reflejaba el profundo vínculo que las unía desde la infancia y que se mantuvo intacto a lo largo de su carrera y su vida personal.

La determinación que tomó, si bien sorprendió a muchos, se inserta en un escenario donde la discusión acerca de la autonomía en el ocaso de la existencia sigue siendo un punto crucial en la sociedad germana. Este diálogo abarca facetas médicas, morales, espirituales y jurídicas, y la vivencia de los Kessler nuevamente resalta estas cuestiones, añadiéndoles una perspectiva humana que va más allá de lo establecido por la ley.

De la danza al estrellato internacional

Las gemelas Kessler comenzaron su recorrido artístico en la niñez, formándose en una escuela de ballet clásico en la Alemania de posguerra. Su desarrollo profesional tomó un giro determinante cuando, aún adolescentes, decidieron abandonar la Alemania Oriental en 1952. Ese movimiento marcó el inicio de una carrera que pronto las llevaría a los escenarios más prestigiosos del continente.

El renombrado cabaret Lido de París representó uno de sus primeros escenarios de gran envergadura. En ese lugar, su impactante presencia en el escenario —definida por una melena rubia meticulosamente peinada, piernas largas y esbeltas, y una perfecta armonía entre voz y movimiento— las estableció velozmente como figuras habituales del entretenimiento parisino. Su particular estilo se fusionó orgánicamente con la imagen de la vedette europea de mediados del siglo XX; sin embargo, las hermanas consiguieron trascender ampliamente dicho formato gracias a su constancia, su encanto personal y su habilidad para desenvolverse en diversos ámbitos.

Durante los años cincuenta y sesenta, su notoriedad alcanzó su punto álgido. Fueron los representantes de Alemania en el Festival de la Canción de Eurovisión de 1959 y empezaron a figurar en emisiones televisivas de alcance mundial. Entre estas, sobresalió “The Ed Sullivan Show”, en el que hicieron múltiples apariciones, afianzando su reconocimiento entre la audiencia estadounidense. Asimismo, aparecieron en las portadas de revistas de gran tirada y se vincularon con algunas de las personalidades más icónicas del cine y la música, como Fred Astaire, Frank Sinatra, Elvis Presley y Rock Hudson.

En un homenaje publicado tras su fallecimiento, el equipo de “The Ed Sullivan Show” las recordó como artistas de elegancia excepcional, cuya energía escénica y refinamiento habían dejado una impresión perdurable.

La sección italiana y la edificación de un emblema cultural

La popularidad de las Kessler no se limitó a Alemania y Francia. Italia se convirtió en uno de los países donde su influencia fue más profunda. Allí fueron pioneras en la televisión nacional: se convirtieron en las primeras vedettes que aparecieron en pantalla y también en las primeras artistas femeninas en mostrar sus piernas en un medio donde los valores conservadores dictaban estrictas normas de pudor. Debido a esas restricciones, debieron utilizar medias opacas, pero aun así sus piernas se volvieron tan célebres que la prensa italiana las bautizó como “las piernas del país”.

En 1976, la edición italiana de Playboy las invitó a participar en una sesión fotográfica icónica. La revista se agotó en solo tres horas, evidencia de la enorme fascinación que despertaban en el público italiano. Más allá del modelaje, su presencia se extendió al cine y al teatro, donde participaron en múltiples proyectos que reforzaron su estatus de figuras culturales imprescindibles.

La influencia de las Kessler en Italia era tan profunda que, al difundirse la noticia de su deceso, la emisora pública RAI comunicó de inmediato la emisión de una programación conmemorativa. Dicha programación abarcó reportajes noticiosos y la retransmisión de emisiones emblemáticas en las que las hermanas habían intervenido, honrando de este modo su legado artístico y su relevancia en la trayectoria televisiva italiana.

Un legado que trascendió generaciones

Aunque la época dorada de las revistas musicales y el cabaré europeo se fue desvaneciendo hacia finales del siglo XX, las gemelas continuaron activas en diferentes proyectos. Realizaron apariciones especiales en televisión y regresaron al teatro musical con producciones en ciudades como Berlín, Múnich y Viena entre 2015 y 2016, demostrando que su presencia escénica seguía teniendo vigencia incluso décadas después de su debut.

La localidad natal del artista, un pequeño asentamiento ahora integrado en la urbe de Grimma, en Sajonia, también manifestó su consternación. El edil de la zona subrayó que la población siente una profunda tristeza por el fallecimiento de dos figuras femeninas que proyectaron el nombre de su tierra a escenarios internacionales. El comunicado oficial enfatizó que ambas contribuyeron a que Grimma trascendiera sus límites geográficos, confiriéndole un valor cultural inesperado pero de gran relevancia.

La trayectoria de Alice y Ellen Kessler se examina habitualmente desde la perspectiva de su impecable coordinación artística, pero también a través de su vínculo personal, consolidado a lo largo de una existencia compartida. Su elección de retirarse de forma conjunta, en consonancia con esa conexión que definió su imagen pública y privada, culmina una etapa que se inició en los escenarios, se prolongó durante décadas de fama mundial y ahora deja una herencia forjada con rigor, distinción y una habilidad innegable.

Un adiós que nos lleva a la meditación

La noticia de su fallecimiento no solo reavivó homenajes, sino también discusiones complejas sobre la muerte asistida, un tema que sigue siendo motivo de análisis y debate en numerosos países. El caso de las hermanas Kessler apunta directamente al centro de la reflexión ética contemporánea: el derecho a decidir sobre el propio final y la legitimidad social y jurídica de acompañar esa decisión.

En Alemania, el fallo que permite este tipo de procedimientos se basa en la defensa de la autonomía personal. Sin embargo, sigue siendo un asunto sensible, donde convergen emociones, posturas religiosas, consideraciones médicas y marcos legales en constante revisión. La historia de las gemelas —por su notoriedad y por la dimensión humana de su decisión— se suma ahora a la conversación pública como un ejemplo cargado tanto de significado como de respeto hacia su voluntad.

Aunque la noticia conlleva una ineludible melancolía, la remembranza general se inclina más a conmemorar su legado artístico. Su trayectoria profesional se caracterizó por escenarios deslumbrantes, colaboraciones con figuras globales y un vínculo especial con públicos de diversas naciones. Sus nombres continúan asociados a un período en que la televisión, el teatro musical y los shows de variedades experimentaban una metamorfosis cultural cuyas repercusiones aún perduran.

Hoy, su historia completa —la vida, la carrera y la despedida— se convierte en un capítulo que invita tanto a la admiración como a la reflexión. Un legado que muestra cómo dos artistas pueden influir en varias generaciones y, al mismo tiempo, reclamar con firmeza el derecho a decidir sobre su propia existencia hasta el final.

Por: Pedro Alfonso Quintero J.

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